(Mari Carmen con sus animales en la aldea,
que es como estoy segura que le gustará ser recordada -agosto 2006-)
que es como estoy segura que le gustará ser recordada -agosto 2006-)
La SQM y la fatiga crónica no me dejaron:
… ir a visitaros estos años.
… mantener conversaciones.
… acompañaros estas navidades cuando tras mi llamada del 28 de diciembre con ocasión de las fiestas me encontré que ibais camino de Urgencias.
… estar en el hospital, cuando te operaron el 17 de enero.
… despedirme cuando aún estabas consciente (para agradecerte la dedicación que le regalaste a mi padre en vuestros más de veinte años de sin duda feliz matrimonio, el respeto y amabilidad con que me acogiste las navidades de 2005 y agosto de 2006 cuando me “arriesgué” a viajar para veros, y el esfuerzo que hiciste entonces por facilitarme las cosas en lo posible a pesar de la dificultad que entrañaba para alguien que no conocía nada sobre mi patología y mantenía el carácter conciso de las localidades pequeñas de antes. Gracias a ti pude permanecer allí el tiempo justo que mi cuerpo toleró para reencontrarme con mi padre -desde la adolescencia sin verle y casi sin saber de él-, unos días antes de mi obligado encierro definitivo por la enfermedad en septiembre de ese mismo año).
… viajar hasta allí, tras el aviso de que ya no había esperanza.
… estar ahí en los momentos finales.
… ayudar a mi hermano y a tus hijos a sobrellevar los trámites.
… asistir físicamente a mi padre, del que tanto te preocupabas siempre.
… acompañaros al tanatorio.
... dejarte ir sin la frustración y tristeza de no haber podido hacer todo esto que tenía y quería haber hecho. Maldita SQM y maldita fatiga...
Sólo puedo hacer lo único que mi encierro obligado y escasas fuerzas me dejan: ofrecerte desde aquí mi humilde recordatorio, mi agradecimiento por el cariño sin fisuras y cuidados que mostraste a mi padre, y una oración católica porque en estos momentos no se trata de seguir las creencias y formas de actuar del que se queda sino del que se va, como muestra de cariño y respeto hacia su persona.
Mari Carmen, descansa en paz desde hoy, 11 de febrero de 2011, a las 9.50 h.
Un cálido abrazo.
María José
… ir a visitaros estos años.
… mantener conversaciones.
… acompañaros estas navidades cuando tras mi llamada del 28 de diciembre con ocasión de las fiestas me encontré que ibais camino de Urgencias.
… estar en el hospital, cuando te operaron el 17 de enero.
… despedirme cuando aún estabas consciente (para agradecerte la dedicación que le regalaste a mi padre en vuestros más de veinte años de sin duda feliz matrimonio, el respeto y amabilidad con que me acogiste las navidades de 2005 y agosto de 2006 cuando me “arriesgué” a viajar para veros, y el esfuerzo que hiciste entonces por facilitarme las cosas en lo posible a pesar de la dificultad que entrañaba para alguien que no conocía nada sobre mi patología y mantenía el carácter conciso de las localidades pequeñas de antes. Gracias a ti pude permanecer allí el tiempo justo que mi cuerpo toleró para reencontrarme con mi padre -desde la adolescencia sin verle y casi sin saber de él-, unos días antes de mi obligado encierro definitivo por la enfermedad en septiembre de ese mismo año).
… viajar hasta allí, tras el aviso de que ya no había esperanza.
… estar ahí en los momentos finales.
… ayudar a mi hermano y a tus hijos a sobrellevar los trámites.
… asistir físicamente a mi padre, del que tanto te preocupabas siempre.
… acompañaros al tanatorio.
... dejarte ir sin la frustración y tristeza de no haber podido hacer todo esto que tenía y quería haber hecho. Maldita SQM y maldita fatiga...
Sólo puedo hacer lo único que mi encierro obligado y escasas fuerzas me dejan: ofrecerte desde aquí mi humilde recordatorio, mi agradecimiento por el cariño sin fisuras y cuidados que mostraste a mi padre, y una oración católica porque en estos momentos no se trata de seguir las creencias y formas de actuar del que se queda sino del que se va, como muestra de cariño y respeto hacia su persona.
Mari Carmen, descansa en paz desde hoy, 11 de febrero de 2011, a las 9.50 h.
Un cálido abrazo.
María José
Querida Mariajo:
ResponderEliminarTe mando mi apoyo y mi cariño.
y para tu familia en estos tristes momentos.
Un abrazo
Tania
Hola cielo, en estos casos una no sabe que decir, asi que solo te diré que lo siento porque se que no has podido despedirte como tu hubieras querido.
ResponderEliminarUn beso de chocolate.
Geli.
Muchos besos y abrazos...
ResponderEliminarUn bello recordatorio hermosa amiga !! Un fuerte abrazo Mariajo !! Paula
ResponderEliminarMariajo, todo mi apoyo por los malos momentos que estaras pasando.
ResponderEliminarPero...recuerdala con ese amor que supo dar a todos, pero sobre todo a tu Padre.
Un beso muy gordo.
Todo mi cariño y apoyo en un momento emocionalmente especial.
ResponderEliminarEs hermoso poder recordar con cariño a aquellas personas que han compartido con nosotros momentos, o pedazos de camino de nuestras vidas.
Un fuerte abrazo,
Paqui
Asquifyde
Las lágrimas son perlas delicadas para aliviar estos frágiles momentos. Lo siento de veras.
ResponderEliminarY aunque ya no podamos disfrutar de algunos que se van, siempre queda la calidez de sus gratos recuerdos.
Un cálido abrazo desde la distancia,
Sonia.
Todo mi apoyo y todo mi cariño en estos duros momentos.
ResponderEliminarUn afectuoso abrazo
Ana
Mariajo,siento que estes pasando por esta pena,solo decirte que espero que no te pese demasiado esa culpa de no poder estar en todos esos momentos,no poder estar ahi por culpa de la enfermedad,pues aso es,culpa de la enfermedad,no tuya.
ResponderEliminarUn abrazo con cariño
Raquel Garcia Viladomat
Mariajo...Ademas de decirte que lo siento,quiera que ojala no te sientas demasiado mal por el hecho de no estar en todos esos momentos ahí,que ojala eso no te este haciendo pasar peor el momento.
ResponderEliminarMi abrazo de animos
Raquel Garcia Viladomat
Quizás es de los momentos en que la/s enfermedad se hace más real y nos hace sentir que estamos fuera del mundo.
ResponderEliminarLo siento mucho.
Quiero enviarte un gran y largo abrazo para que el dolor te sea más llevadero.
Inma (de Barcelona).
MARIAJO, SIENTO TANTO TU PERDIDA, PERO SIENTO MAS LO KE ESCRIBES , UN ALIENTO DE ESPERANZA ES LO KE ME GUSTARIA DARTE¡¡¡¡
ResponderEliminarUN ABRAZO CARIÑO
Sé como te sientes y lo siento mucho.
ResponderEliminarUn abrazo cariñoso y deseo no te produzca una recaída demasiado crítica. Un beso
Mariajo, lo siento mucho.
ResponderEliminarEntiendo tu impotencia. Perdí a mi padre y mi madre hace ahora 8 y 10 años. Mucho tiempo, y muchos meses de hospitales.
El SFC era una tortura, estar en el hospital y ver a mi madre sufriendo porque me veia tan mal, sin fuerzas ni para hablar... y ella pensando que era por su cáncer y no, era la invisible SFC- QSM.
No te culpes de nada cariño, todo ocurre como tiene que ocurrir.
La energia no desaparece, se transforma. En el corazón, el cerebro, pensamiento... esta siempre contigo.
Muchos besos
M Cielo
LO SIENTO DE TODO CORAZON
ResponderEliminarGEMMA NAMOR
TANIA, gracias. Eres un encanto. Siempre ahí… Un gran abrazo,
ResponderEliminarGELI, te agradezco tus palabras. Que una enfermedad te limite hasta el punto de no poder dar el último adiós, ni estar con tus allegados en esos momentos, es difícil de digerir en esos momentos. Un besito,
ResponderEliminarMARÍA, un beso y un cariñoso abrazo también para ti. Gracias por escribir…
ResponderEliminarPAULA, gracias. Ya que no me pude despedir personalmente de ella, ni estar con la familia, quise hacerlo de la única manera que podía: a través de estas letras para dar salida un poco a mis sentimientos al respecto…
ResponderEliminarUn beso,
ANDONE, gracias por dejar tus buenos sentimientos y apoyo.
ResponderEliminarHe tardado en responderos porque tenía que digerir un poco la nueva situación y el “recolocamiento” familiar que ha supuesto el hueco que ha dejado Mari Carmen en la vida sobretodo de mi padre y de su entorno. De hecho mi padre sufrió una fuerte recaída en su salud, que nos dio un fuerte susto. Afortundamente se ha recuperado y estabilizado (tiene leucemia y diabetes).
Un abrazo,
PAQUI, gracias. Sí, Mari Carmen era una buena persona que quiso y cuidó de mi padre durante creo que 24 años, y valoro sinceramente mucho que me acogiera en su casa cuando fui en 2006 y durante esos días hiciera todo lo posible para hacerme sentir cómoda y respetar una enfermedad como la nuestra… que ya sabéis que es fácil que la gente no entienda y por ende nos rechace por ello.
ResponderEliminarUn abrazo,
EISWOMANN, de corazón, gracias. La enfermedad lo que me ha dado es gente tan buena y honesta como tú. Un beso,
ResponderEliminarANA, un afectuoso abrazo también para ti. De verdad. Gracias…
ResponderEliminarRAQUEL, gracias por tus palabras, que dan en el quid del tema. Efectivamente, en esos días el no poder ver de forma física a mi padre, a los hijos de ella y a mis hermanos para poder saber de forma cercana y “”visual” cómo estaban, es lo que me tuvo esos días bastante descolocada, o más bien, frustrada y triste.
ResponderEliminarCuando ves a alguien, el lenguaje gestual –aparte del verbal- te puede indicar muchas cosas; y en el momento, ir dilucidando qué hacer con tus emociones y las de los demás, etc. Pero cuando no ves a la gente, sólo te puedes formar una “idea” del proceso, de cómo estarán, etc. Y yo creo que quizás así se pasa peor, “pensando en cómo estarán”, que “viendo cómo están realmente”.
Sólo pude acceder a ellos por teléfono, para ir sabiendo si iban y si estaban en casa de mi padre, en el hospital, en el tanatorio, en el cementerio… Y encima, yo tampoco podía estar demasiado al teléfono por mi fuerte agotamiento crónico, por lo que era una lucha continua con mi cuerpo para poderme hacer presente ante ellos, al menos vía telefónica.
En fin, Raquel, que con nuestra salud, este tipo de cosas frustran y entristecen…
Afortunadamente, mi padre tras un empeoramiento repentino en su salud que nos hizo temer lo peor tras la desaparición de Mari Carmen (pues tiene leucemia y diabetes, y de pronto empeoró de lo primero y encima no respondía al tratamiento), desde hace una semana y media, más o menos, se ha estabilizado. Sin embargo, lógicamente, con el tiempo, va manifestando más lo que hecha de menos a Mari Carmen. En fin, intento llamarle todo lo que puedo…
INMA (de Barcelona), sí, este tipo de enfermedades crónica y limitantes te hace sentir impotente de no poder hacer nada, o al menos no lo que uno tiene en mente en principio.
ResponderEliminarTe obliga a amoldar en grado importante lo que deseas, a la cruda realidad de lo que en realidad el cuerpo deja hacer, que es más bien poco…
Un afectuoso abrazo, y gracias por tus cariñosas palabras…
Anónimo, muchas gracias por tus palabras, que te aseguro que me han llegado, de verdad. Un muy cariñoso abrazo,
ResponderEliminarQuerida CIELO, cuánto tiempo. Me alegro de leerte. Debes tener algún problema informático porque hubo un momento hará un par de años que te escribía y me eran devueltos los correos, y tampoco podía comentar en tu blog. Me alegro, pues, saber de nuevo de ti, aunque sea en tristes circunstancias. Sabes que te aprecio y me preocupo por ti.
ResponderEliminarRecuerdo lo de tus padres…
Gracias por tus palabras, niña. Sé el esfuerzo que te supone por tu fuerte fatiga crónica. Lo valoro mucho.
Un gran abrazo,
GEMMA, muchas gracias por pasar y dejar tu apoyo. Un beso,
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