ZONA BLANCA, ZONA CERO. 1ª PARTE
Por Carlos M. Requejo
Domoterapeuta
Gerente de Domobiotik
La invasión de tecnologías agresivas en el hábitat residencial genera múltiples patologías de etiología medioambiental y crea la necesidad de establecer espacios con Polución Cero. Los afectados necesitan un entorno para poder vivir.
Somos sensibles al entorno, natural o artificial, que nos rodea; nuestra salud depende de la calidad ambiental, si dormimos mal y despertamos cansados y confusos cada mañana, sin causa objetiva, posiblemente estamos en un entorno nocivo, con factores ambientales perjudiciales para la salud, es decir, tenemos el enemigo en casa.
La existencia de domopatías puede afectar a la salud, especialmente al sistema inmunitario y al equilibrio neurológico.
La polución electromagnética de alta frecuencia de la telefonía móvil ha llevado a muchos afectados de Electrosensibilidad (o électro-hypersensibilité, EHS), a emigrar de las ciudades para buscar “zonas blancas” (ya existen en Suecia, Canadá y Francia), e incluso, a algunos les ha llevado a vivir bajo tierra para poder dormir y superar la sintomatología del síndrome de las microondas.
En Francia (Next-Up, Dr. ROGER SANTINI) la EHS afecta ya al 14% de la población, y aunque sólo el 3-4% lo manifiesta, se puede prever que el 50% de la población será electrosensible en 20 años. Esta alarma social se concreta en la creación de la primera “Eco-village Zone blanche-zone santé” (Ecoaldea zona blanca-zona salud), destinada a la recuperación de las personas electrohipersensibles (electro-hypersensibilité EHS).
La “salud ambiental” exige una visión global y multidisciplinar, el problema ambiental es siempre multifactorial (químico, eléctrico, biológico, acústico, etc.); si únicamente consideramos el impacto del mercurio o de las antenas de telefonía, no ayudamos suficientemente a la salud.
HIPERSENSIBILIDAD AMBIENTAL MÚLTIPLE
La comunidad científica acepta que la difusión de los derivados del petróleo desde los años 50 ha contribuido a la sensibilización ambiental; también se popularizó el automóvil, la televisión, la revolución de los electrodomésticos, y la electricidad invadió nuestras casas. Aparecen los plásticos, la melamina, el aglomerado, y paralelamente con la revolución de los sistemas de construcción surge el síndrome del edificio enfermo.
En los últimos años, observamos un incremento exponencial de afecciones de origen ambiental, en ocasiones crónicas y graves, que pueden afectar a una cuarta parte de la población y se concretan en diversas manifestaciones clínicas: trastornos neuropsiquiátricos, cardiovasculares, reumáticos, alérgicos y por hipersensibilidad, además de lipoatrofia, fibromialgia, fatiga crónica, sonosensibilidad, electrosensibilidad y otras patologías emergentes de clara etiología medioambiental.
Al analizar las condiciones ambientales de los afectados, observamos una clara relación temporal y espacial entre la aparición de estas dolencias y la concurrencia de factores ambientales nocivos, como contaminación eléctrica y magnética, físico/química, acústica y vibratoria, biológica, y cada vez más, las patologías del edificio enfermo.
En mi experiencia como domoterapeuta he encontrado casos que se salen de lo normal. Como una persona que presenta un complejo cuadro de sensibilidad química múltiple, electrosensibilidad y síndrome de fatiga crónica, su capacidad está muy limitada y apenas sale de casa. Caminar más de diez minutos sobre el asfalto es un esfuerzo a veces insuperable. Sin embargo pasa unos días en el Pirineo, y allí no se ahoga, no se marea, no se fatiga, y sus piernas pueden llevarla sin dificultad hasta la cascada, disfrutando de la montaña. Es evidente la diferencia de respuesta fisiológica entre el entorno urbano y la naturaleza. La pureza del aire, no hay ruido, ni tráfico, ni torres de alta tensión, ni antenas de telefonía, o sea Polución Cero.
Más serios son los casos de la chica burbuja de Valencia, o MARÍA JOSÉ, editora del blog "mi-estrella-de-mar" que prácticamente no pueden salir de casa, a pesar de usar mascarilla, y tomar múltiples precauciones frente a la polución.
Estos cuadros pueden aparecer de forma aguda a partir de una exposición intensa y puntual, como una intoxicación por el mercurio de una amalgama, un lugar de trabajo con excesiva carga tóxica, una fumigación o un accidente industrial. En otros casos surge de modo solapado, tras un largo goteo de exposiciones débiles y repetidas, que se producen de manera inadvertida, crónica y habitual.
El desencadenante puede ser un cambio en el trabajo, o la renovación del piso con materiales modernos como PVC, pladur o parquet sintético. En otros ha sido la mudanza a las cercanías de una fábrica, la instalación de una antena de telefonía cerca de la vivienda, o la nueva red wifi en el colegio donde trabaja.
Estos afectados necesitan Zonas Blancas donde vivir, con Polución Cero.
En esta línea de trabajo, es de agradecer la investigación del Dr. FERNÁNDEZ-SOLÀ y su equipo del Hospital Clínic de Barcelona con las patologías emergentes, como el síndrome de fatiga crónica, la electrosensibilidad y la sensibilidad química múltiple, que se recoge en un libro de próxima publicación.
PATOLOGÍAS AMBIENTALES
Desde mediados del siglo XX somos conscientes de la creciente polución química, un progreso tecnológico incontrolado ha traído el humo de las fábricas y el escape de los coches hasta nuestro hábitat, una polución material que podemos ver, oler y mascar. Somos apenas conscientes de la polución vibratoria -ruido y vibraciones-, que si bien podemos captar por el oído, llegan a ser imperceptibles por el hábito, y sólo somos conscientes cuando surge el silencio. Nos invaden ondas electromagnéticas en la calle, la casa y el trabajo; penetran nuestro cuerpo y nuestro cerebro, estas ondas, incluso penetran la barrera hematoencefálica, pero nuestros sentidos no nos alertan de esta polución invisible e inmaterial, como mostró en su día TV2 en el reportaje “Sensibles a lo Invisible”, en su programa “El Escarabajo Verde”.
Como consecuencia, encontramos cuadros de hipersensibilidad a factores ambientales múltiples, sensibilidad química, biológica, electromagnética, acústica, lumínica, y otras enfermedades emergentes hasta hace poco desconocidas. Todos somos sensibles en algún grado, pero no reaccionamos igual ante los agentes nocivos; mientras uno presenta un cuadro de sensibilidad que le causa molestias menores, otros desarrollan patologías serias que les inhabilitan, e incluso ponen en peligro su vida.
El origen de la sensibilidad química múltiple se relaciona con la exposición a fuentes de contaminación conocidas, como la polución por amianto, fibra de vidrio, CFC, metales pesados (mercurio, plomo, cadmio, zinc, etc.), benceno, ftalatos, formaldehído, organoclorados, radón, etc. Y el cuadro se agrava por el consumo de agua y alimentos desnaturalizados, o contaminados, especialmente por hormonas, pesticidas y abonos, mercurio y otros metales pesados.
El informe Greenpeace sobre el polvo doméstico encuentra más de cien productos químicos tóxicos dentro de nuestras casas, a veces en triple concentración que en la atmósfera del exterior.
La reciente epidemia de lipoatrofia semicircularis, en edificios emblemáticos de Barcelona, ha puesto de relieve que cierta arquitectura moderna, excesivamente tecnificada, resulta realmente inhabitable, son edificios enfermos. Debemos investigar si esas condiciones laborales nocivas, en primer lugar los campos eléctricos y magnéticos, pueden afectar también la mielina del sistema nervioso.
A finales del siglo XX surge una gran alarma social por las líneas eléctricas de alta tensión o las subestaciones transformadoras, con miles de kilovoltios, que causan importantes efectos bioeléctricos, como informa el Instituto Karolinska, relacionados con leucemia infantil y cáncer de cerebro.
Y más recientemente surge una gran preocupación por la presencia de las antenas de telefonía móvil; red que invade todo el territorio, a veces al otro lado de nuestra ventana, e introduce radiofrecuencias (microondas pulsantes) que están creando daños neurológicos identificables con el “síndrome de las microondas”, ya estudiado por los rusos en los años 70 en operadores de radar.
El contrato-programa que las operadoras de telefonía tienen con el Ministerio de Industria les obliga a eliminar las “zonas blancas”, estableciendo la plena cobertura en todo el territorio nacional, como un servicio público.
Precisamente, esto es lo que los colectivos de afectados quieren evitar, exigiendo el reconocimiento oficial por parte del Estado de las patologías de hipersensibilidad ambiental, y promoviendo los cambios legislativos necesarios, y crear las Zonas Blancas.
UNA VIDA CON SQM
El caso de MARÍA JOSÉ es especial en cuanto que en ella se unen varias dolencias: afectada de sensibilidad química múltiple (SQM) severa, asociada a síndrome de fatiga crónica (SFC) infantil, fibromialgia (FM), electrosensibilidad y lumbalgia crónica. Su lucha porque su enfermedad sea reconocida por el Ministerio de Trabajo es inquebrantable y su pequeña ventana al exterior, que es su blog, una auténtica lección de lucha.
Una vida llena de recaídas y dolencias debido a un entorno repleto de radiaciones y sustancias químicas que poco a poco han minado su salud.
Desde 2006 vive prácticamente encerrada y aislada en casa por la gravedad de la SQM y de la fatiga, y apenas puede hacer nada sin pagar un alto peaje en términos de salud.
La Administración, sólo “reconoce” su grado de discapacidad de forma indirecta. Esto es, a través de la asignación por Servicios Sociales desde 2005 de una ayuda domiciliaria; y con la resolución en 2008 de una minusvalía del 71% revisable por sensibilidad química múltiple, síndrome de fatiga crónica, fibromialgia, y patologías asociadas.
Por su parte, el sistema de salud madrileño, a día de hoy sigue sin interesarse tan siquiera por su caso o hacerle algún tipo de seguimiento. De hecho, llevan años sin hacerle ni un análisis aún básico, ni que el médico de cabecera se haya interesado por saber cómo andará “esa chica con mascarilla que vino hasta 2008 a por los partes de baja y que cada vez tenía más problemas para salir de su casa por eso que decía tener”…
Un caso ejemplar de lucha, que ha traspaso las cuatro paredes de su casa, hacia la ventana de la red desde su blog.
Más info: http://mi-estrella-de-mar.blogspot.com
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Mi querida Mariajo:
ResponderEliminarEnhorabuena por tu "premio", el reconocimiento a tu trabajo está dando sus frutos.
Sé lo importante que es para ti ésta mención, tu papel dentro de nuestra comunidad es una ventana al mundo exterior. Como afectada, siempre estaré agradecida a las personas que aportan su granito de arena y levantan la voz para que seamos un poquito más visibles.
La admiración y el cariño es mutuo, a mi también me encanta contar con tu amistad.
Nuestros silencios a veces son mal comprendidos entre las personas que no padecen estas dolencias, pero por experiencia sé, que los problemas cognitivos que aparecen en momentos de crisis, anulan totalmente nuestra concentración y como perfecionistas que somos, no toleramos dar una respuesta inconclusa, es mejor esperar que pase la fibroneblina y entonces dar respuesta a aquellos que han tenido la delicadeza de apoyarnos.
Un besazo,
Esther
¿Para cuando una zona blanca en España? 'Animo a ver si lo conseguimos.
ResponderEliminarSaludos
Rosa
Querida ESTHERCITA, lo has clavado con tu maravillosa frase: “los problemas cognitivos que aparecen en momentos de crisis, anulan totalmente nuestra concentración y como perfeccionistas que somos, no toleramos dar una respuesta inconclusa, es mejor esperar que pase la fibroneblina y entonces dar respuesta a aquellos que han tenido la delicadeza de apoyarnos”.
ResponderEliminarEfectivamente, entre lo cognitivo y la fuerte fatiga crónica, mezclados con nuestras ganas de querer hacer las cosas lo mejor posible, no ayudan precisamente para poder ofrecer una presencia constante en la red, ¿verdad?. Por mucha voluntad, por muchas ganas que se echen, hay unos límites físicos que ahí están.
Pero tranquiliza que sea entendido por los compis más cercanos (y a veces también por otros) cuando una “desaparece”; y además están ahí esperándote –y escribiéndote mientras tanto para que los leas aunque no puedas responder-, para hacerte más liviana la crisis, hasta que se estabilice ;-)
Sí, el aprecio es mutuo… Espero que estos días de frío no te estén pasando demasiada factura en el tema de los dolores, niña.
Un gran-gran abrazo,
ROSA, ojalá que pronto, ¿verdad?.
ResponderEliminarUn abrazo,
Mariajo,
ResponderEliminarme acabo de enterar, para mi desgracia, que hace ya cuatro años que a unos 200 metros de mi casa hay dos antenas de telefonía móvil, y yo ¡sin saberlo! Ayer me lo dijo una vecina, la cual me ha informado que llevan algunos vecinos intentando que la quiten de allá, pero hay rumores que todavía la colocarán más cerca de mi casa (ya hay varios vecinos con problemas de salud por este tema). No sé si esto ha tenido o tiene que ver con mis enfermedades. Yo no tengo vómitos, ni noto reacciones visibles con el móvil, ordenador,... o eso creo y no soy consciente. Cada día entiendo menos.
Vaya Eiswomann, pues cómo lo siento… Si te sirve de consuelo decirte que hoy en día en cualquier ciudad esto es, lamentablemente, muy normal. Y encima, a las antenas permitidas legalmente se suman las que se ponen de forma ilegal y que hasta que sale sentencia, ahí quedan. Es una pena, pero así es. Yo, en mi barrio, cerca de casa, tengo siete según los datos del Ministerio, o sea, siete “legales” :_(
ResponderEliminarMira, por coger el toro por los cuernos, como se suele decir, te paso dos entradas que hice hace tres años pero que siguen vigente en estos temas.
Creo que te podrán ser de utilidad para poder saber lo más posible sobre la situación más concreta posible en la que estás, informarte al respecto, y ver qué medidas puedes/podéis tomar medidas (y cómo).
En uno de los dos enlaces (en el primero) encontrarás el enlace del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo que te comento que yo utilizo para ver las antenas (legales) que tengo cerca de mi casa y su nivel de emisión.
Son los siguientes:
-TELEFONÍA Y CONTAMINACIÓN ELECTROMAGNÉTICA (I. información interesante para afectados: las zonas con peor cobertura)
-TELEFONÍA Y CONTAMINACIÓN ELECTROMAGNÉTICA (II. preguntas frecuentes, repetidores y comunidades de propietarios, webs, asociaciones, foros...)
No dudes que como cuerpo bioquímicos que somos, los campos electromagnéticos nos afectan, como nos afecta la llegada de la primavera (o mejor dicho, del cambio a mejor tiempo y más cantidad de luz y durante más tiempo) o la luna llena para una mayor cantidad de mujeres que se ponen de parto. Son cosas que, porque no se vean de forma visible, están presentes y nos afectan…
Un cariñoso abrazo,