Para mí, personalmente, la sensibilidad química múltiple (SQM) y el Día de la Tierra -conmemorado hoy jueves 22 de abril por cuadragésima vez- se encuentran intimamente unidos. Y es que la Tierra y los afectados de SQM estamos entrelazados -seamos conscientes o no- por el amor, el respeto y la añoranza por reestablecer entre ambos un entorno equilibrado y un proceder con la lógica de nuestro termómetro natural interno.
Algunos enfermos ya tenían conciencia de ello antes de la enfermedad, otros la han desarrollado después a través de la óptica que les ha dado esta patología causada por el maremágnum de químicos sintéticos en el que vivimos inmersos...
Mientras, la mayoría de personas hacen de cosas livianas, su razón de ser y el centro de sus vidas (el poder, lo material, la riqueza, el ego personal), sin prestar atención a lo realmente importante, dentro de que sólo somos una infinitésima parte del Universo que transcurre por él durante menos de una fracción de segundo.
Pero de esto, sólo a veces caemos (de golpe, cual jarra de agua fría encima nuestro), ante el fallecimiento de un ser querido o al ver de cerca nuestro propio final. Sólo en esos momentos parece que reaccionamos "obligándonos" a hacer introspección interna. Y así es como vemos que "vivir" y "lo importante" eran cosas mucho más sencillas de lo que nos habían querido inculcar cultural y socialmente con el fin de evitar que pensáramos por nosotros mismos, y fuera de otras cosas que no fueran el consumo compulsivo, el egoismo, el culto al "yo" y poco más. Lamentablemente, sólo en esos momentos en que no hay ya vuelta atrás y por tanto no se puede solucionar nada, es que nos hacemos conscientes de que la función se acaba al más puro estilo “All that Jazz”, y todo era un juego de focos cegadores y de tramoya que no dejaban ver lo esencial...
Y es que la felicidad no radica en ser más, en poseer más cosas y en ser reconocido, y menos a costa de cualquier cosa, incluido el dañar y destruir –de forma consciente o no- todo lo que encontramos a nuestro paso (sean otros semejantes, o el resto de animales, plantas y cosas que conforman este Planeta) sin importar la salud, la belleza y la calidad de vida que robemos con ello a las generaciones futuras.
Se nos olvida que por mucho que nos empeñemos en alejarnos de ella, somos parte inherente e intrínseca de la Naturaleza, como nos recordaba -por establecer de nuevo otro símil cinematográfico- "Phenomenon", película centrada en una persona sencilla -John Travolta- de una pequeña población estadounidense que, tras desarrollar una inteligencia y cualidades asombrosas como la telequinesis, intenta -ante la incomprensión e incluso el rechazo general- ayudar a sus semejantes en avanzar de forma respetuosa para el prójimo y el Medio Ambiente.
Al final, en una sencilla imagen sin palabras, el protagonista, para disminuir el sufrimiento y el estrés de la mujer que ama, le enseña lo que ella -y todos- ya sabemos de forma innata... y que es, que simplemente Todos somos parte de Todo (del Planeta y del Universo), y que si nos fundimos en esa idea, nuestro Ser vuelve de manera natural a su centro.
En esa imagen, el protagonista le indica, con la mirada, que gire la vista hacia las ramas de un robusto árbol cuyas ramas se mecen al compás del viento. De forma automática, él -como los animales que ante el estrés reaccionan reproduciendo movimientos repetitivos de un lado a otro-, adopta de forma paulatina, y natural, la misma oscilación rítmica, que ella acaba por entender e imitar también.
Y es que el acercarnos a la Naturaleza -de la que somos parte-, y a las cosas de verdad importantes de esta vida (los abrazos, el cariño, la inteligencia desde la humildad y la discrección, la bondad, las lecturas que nos llevan más allá de nuestras propias vidas por unos instantes, la lucha por un mundo mejor, el gusto por hacer las cosas bien hechas y no por simple dinero o reconocimiento, una conversación, una sonrisa, la visión del campo cuando tenemos oportunidad de verlo, el encuentro con un alma afín...), son cosas que no se ven y que aunque NO son "cuantificables", están ahí y nos hacen falta... De hecho, son imprescindibles.
Como decía Concepción Arenal (1820-1893): "El amor es para el niño lo que el sol para las flores. No le basta el pan, necesita caricias para ser bueno y fuerte". Nosotros, somos esos niños también...
El video que encabeza esta entrada -confeccionado por Greenpeace para hoy, Día de la Tierra-, me ha hecho recordar todas estas reflexiones, y sólo quería trasladároslas…
En fin, que feliz Día de la Tierra... o más bien triste, porque es triste tener un solo día como "el del Planeta", mientras no lo tengamos en mente –de verdad- los 364 restantes del año. Y no hablo de los ciudadanos en general (que en parte, también), sino por los que de verdad tienen el poder de cambiar las cosas y no lo hacen escudándose en excusas acompañadas de campañas pseudo-ecológicas de cara al ciudadano que esconden la realidad de un "establishment" por el que siguen legislando a favor único de los intereses económicos de una química mayoritariamente innecesaria, contaminante o tóxica…
Para mi, y siguiendo con los símiles cinematográfico-literarios, sería mejor celebrar los no-cumpleaños, y hacerlo TODOS, y con acciones de verdad a lo grande, al más puro estilo Liebre de Verano de Alicia en el País de las Maravillas.
Quizás mis palabras suenen para algunos "excesivamente" reivindicativas, pero me temo que siendo como es el Día de la Tierra, que además cumple su 40º aniversario, y dada la lamentable situación en la que tenemos al Planeta, no cabía otra... Porque es de Justicia... Y es que, para seguir citando a Concepción Arenal: "Cuántos siglos necesita la razón para llegar a la justicia que el corazón comprende instantáneamente".
Algunos enfermos ya tenían conciencia de ello antes de la enfermedad, otros la han desarrollado después a través de la óptica que les ha dado esta patología causada por el maremágnum de químicos sintéticos en el que vivimos inmersos...
Mientras, la mayoría de personas hacen de cosas livianas, su razón de ser y el centro de sus vidas (el poder, lo material, la riqueza, el ego personal), sin prestar atención a lo realmente importante, dentro de que sólo somos una infinitésima parte del Universo que transcurre por él durante menos de una fracción de segundo.
Pero de esto, sólo a veces caemos (de golpe, cual jarra de agua fría encima nuestro), ante el fallecimiento de un ser querido o al ver de cerca nuestro propio final. Sólo en esos momentos parece que reaccionamos "obligándonos" a hacer introspección interna. Y así es como vemos que "vivir" y "lo importante" eran cosas mucho más sencillas de lo que nos habían querido inculcar cultural y socialmente con el fin de evitar que pensáramos por nosotros mismos, y fuera de otras cosas que no fueran el consumo compulsivo, el egoismo, el culto al "yo" y poco más. Lamentablemente, sólo en esos momentos en que no hay ya vuelta atrás y por tanto no se puede solucionar nada, es que nos hacemos conscientes de que la función se acaba al más puro estilo “All that Jazz”, y todo era un juego de focos cegadores y de tramoya que no dejaban ver lo esencial...
Y es que la felicidad no radica en ser más, en poseer más cosas y en ser reconocido, y menos a costa de cualquier cosa, incluido el dañar y destruir –de forma consciente o no- todo lo que encontramos a nuestro paso (sean otros semejantes, o el resto de animales, plantas y cosas que conforman este Planeta) sin importar la salud, la belleza y la calidad de vida que robemos con ello a las generaciones futuras.
Se nos olvida que por mucho que nos empeñemos en alejarnos de ella, somos parte inherente e intrínseca de la Naturaleza, como nos recordaba -por establecer de nuevo otro símil cinematográfico- "Phenomenon", película centrada en una persona sencilla -John Travolta- de una pequeña población estadounidense que, tras desarrollar una inteligencia y cualidades asombrosas como la telequinesis, intenta -ante la incomprensión e incluso el rechazo general- ayudar a sus semejantes en avanzar de forma respetuosa para el prójimo y el Medio Ambiente.
Al final, en una sencilla imagen sin palabras, el protagonista, para disminuir el sufrimiento y el estrés de la mujer que ama, le enseña lo que ella -y todos- ya sabemos de forma innata... y que es, que simplemente Todos somos parte de Todo (del Planeta y del Universo), y que si nos fundimos en esa idea, nuestro Ser vuelve de manera natural a su centro.
En esa imagen, el protagonista le indica, con la mirada, que gire la vista hacia las ramas de un robusto árbol cuyas ramas se mecen al compás del viento. De forma automática, él -como los animales que ante el estrés reaccionan reproduciendo movimientos repetitivos de un lado a otro-, adopta de forma paulatina, y natural, la misma oscilación rítmica, que ella acaba por entender e imitar también.
Y es que el acercarnos a la Naturaleza -de la que somos parte-, y a las cosas de verdad importantes de esta vida (los abrazos, el cariño, la inteligencia desde la humildad y la discrección, la bondad, las lecturas que nos llevan más allá de nuestras propias vidas por unos instantes, la lucha por un mundo mejor, el gusto por hacer las cosas bien hechas y no por simple dinero o reconocimiento, una conversación, una sonrisa, la visión del campo cuando tenemos oportunidad de verlo, el encuentro con un alma afín...), son cosas que no se ven y que aunque NO son "cuantificables", están ahí y nos hacen falta... De hecho, son imprescindibles.
Como decía Concepción Arenal (1820-1893): "El amor es para el niño lo que el sol para las flores. No le basta el pan, necesita caricias para ser bueno y fuerte". Nosotros, somos esos niños también...
El video que encabeza esta entrada -confeccionado por Greenpeace para hoy, Día de la Tierra-, me ha hecho recordar todas estas reflexiones, y sólo quería trasladároslas…
En fin, que feliz Día de la Tierra... o más bien triste, porque es triste tener un solo día como "el del Planeta", mientras no lo tengamos en mente –de verdad- los 364 restantes del año. Y no hablo de los ciudadanos en general (que en parte, también), sino por los que de verdad tienen el poder de cambiar las cosas y no lo hacen escudándose en excusas acompañadas de campañas pseudo-ecológicas de cara al ciudadano que esconden la realidad de un "establishment" por el que siguen legislando a favor único de los intereses económicos de una química mayoritariamente innecesaria, contaminante o tóxica…
Para mi, y siguiendo con los símiles cinematográfico-literarios, sería mejor celebrar los no-cumpleaños, y hacerlo TODOS, y con acciones de verdad a lo grande, al más puro estilo Liebre de Verano de Alicia en el País de las Maravillas.
Quizás mis palabras suenen para algunos "excesivamente" reivindicativas, pero me temo que siendo como es el Día de la Tierra, que además cumple su 40º aniversario, y dada la lamentable situación en la que tenemos al Planeta, no cabía otra... Porque es de Justicia... Y es que, para seguir citando a Concepción Arenal: "Cuántos siglos necesita la razón para llegar a la justicia que el corazón comprende instantáneamente".
4 comentarios:
Qué de verdad y que triste todo lo que dices al mismo tiempo que lleno de esperanza porque aprendamos, qué bonito como lo dices !!! Sublime Mariajo !!!:¨). Muchos besos bella amiga !!!
Concepción Arenal: "Cuántos siglos necesita la razón para llegar a la justicia que el corazón comprende instantáneamente".
Paula
Querida Mariajo: ¡ que bien escribes chica!, da gusto leer tus reflexiones. ¡Cuanta razón tienes!
ahora para muchos lo que importa es el ganar más, para tener más, cueste lo cueste, claramente se ve en las enfermedades que hay hoy en día, donde enferman niños, jovenes, siempre hubo gente joven con enfermedades pero lo de la actualidad es demasiado.¿qUIEN NO TIENE ALGÚN NIÑO CERCANO, CON ALERGIAS COMPLICADAS ,ASMA ETC?,desde tan pequeños tomando cortisonas y farmacos fuertes para criaturas tan pequeñitas. ¡pues es lo que hay!
Donde yo vivo tenemos un contraste grande, por un lado.
Un gran polo químico que es algo terrible, con lo que conlleva de contaminación constante, que al tener yo esta enfermedad lo noto exageradamente.
Cuando hay escapes y olores yo los noto casí media hora antes que lo note mi familia, en ocasiones yo estoy notando los olores a acidos y demás y lo demas no notan nada, de manera que tienen razón cuando nos comparan con los canarios de las minas....
Ya te conte que en Semana Santa me recuperé un poco.
Por una parte se fueron los vecinos
y además como viene cantidad de visitantes, turistas pues las fabricas no sé como hacen, que durante toda la semana el aire estaba limpisímo es decir no hubo escapes ni olores, pero con la marcha de los turistas volvieron a las andadas(hay días que hay hasta 4 escapes) de manera que me cuesta recuperarme, y como dices que crees que estoy mejor por que te dejo comentarios, ¡¡es que si no, que me queda!!, intento en la medida que puedo tener una cierta actividad, pues no salgo, ando poco solo por casa, no puedo leer libros ni revistas, no pueden venir a visitarme, solo me queda mi familia que vive conmigo el teléfono a veces y el maravilloso ordenador que me permitio conocer a gente estupenda y maravillosa como por ejemplo tu y también buscar cosas y entretenerme.
Por eso la tierra habría que cuidarla, pero la industria no para y por desgracia yo veo un mal futuro, nosotros tantas miles de personas enfermamos,Como te dije en una ocasión ¡¡nadie que no padezca esto o viva con nosotras saben la agonia que pasamos teniendo que prescindir de tantas cosas sobre todo la libertad, porque todos los derechos los tienen los demás!! pero si no remedian algo esto será un caos en un futuro no demasido lejano.
Besos Tania
Paula, ¡¡gracias!!. Y si, es una bella frase con un gran sentido, la de Concepción Arenal ("Cuántos siglos necesita la razón para llegar a la justicia que el corazón comprende instantáneamente".).
Un beso!
Tania… ¡o sea, que te gusta cómo escribo, eh!, jeje, vale pues es una alegría, se hace lo que se puede.
Cuanto más certeras sean las palabras, mejor se sabe expresar los matices que con ellas se quieren hacer llegar… así que, en ello estoy, jeje. Siempre me encantó pulir este aspecto mío… me lo inculcó un familiar –catedrática de lengua y literatura de instituto-, y es algo que realmente incluso lo tengo como hobby (de hecho me encanta leer, y mi profesión era la de bibliotecaria, jeje) ;-)
Y lo que dices de que cada vez nacen más niños con problemas de alergias y similares, ¡cuán cierto!.. Precisamente eso me decía una conocida médico que hace un año dio a luz unaniña que me indicaba que tenía variadas alergias y ahora está embarazada de seis meses… y me decía que se acordaba de mi (aunque no me conoce mucho) precisamente porque le estaba llevando a reflexionar mi caso… y los problemas de salud de su bebé. Ella, como médico, me decía que corroboraba que todo esto se había disparado, y más en niños, y ella también creaí que el tema “químicos” era determinante.
Es una lástima que para que la gente se conciencie tenga que verse en la situación de que le pase a él el problema o a su entorno…
En fin, niña. Gracias por tu extenso mensaje ;-)
Publicar un comentario