La reivindicación médica de mayor tiempo para atender al paciente es justa: tienen razón. Pero además de la falta de tiempo mientras siga primando la apisonadora burocrática sobre el acto sencillo de escuchar y explorar al paciente, este último seguirá desatendido. Y es que el acto médico debe ser una acción de humanidad y comprensión recíproca y personal hacia ambos lados de la mesa de la consulta, como predica el Dr. Francisco Maglio. Sin embargo sólo a veces es así: en general prima la impersonalidad y alineación que se han adueñado de todos los aspectos de la vida desde el pasado siglo XX.
Pero el enfermo como persona que es y su contexto, así como la enfermedad y sus consecuencias para el resto de órganos así como psíquicas, son un conjunto global que no se puede diseccionar y separar lo uno de lo otro so pena de perder la perspectiva. Es algo así como el cuento de los ciegos que nunca han visto un elefante y cuando lo hacen, según la parte que tocan así lo entienden y definen ("un tubo largo, flexible y que se mueve" -la trompa-, "algo grande y redondo" -una pata-, ...).
De ahí el descontento mutuo que hace que, al finalizar el día, ambas partes -médico y paciente-, salgan perdiendo y quejosos.
Pero el enfermo como persona que es y su contexto, así como la enfermedad y sus consecuencias para el resto de órganos así como psíquicas, son un conjunto global que no se puede diseccionar y separar lo uno de lo otro so pena de perder la perspectiva. Es algo así como el cuento de los ciegos que nunca han visto un elefante y cuando lo hacen, según la parte que tocan así lo entienden y definen ("un tubo largo, flexible y que se mueve" -la trompa-, "algo grande y redondo" -una pata-, ...).
De ahí el descontento mutuo que hace que, al finalizar el día, ambas partes -médico y paciente-, salgan perdiendo y quejosos.
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