Opinión. Voz de los expertos
DISQUISICIONES SOBRE QUÉ ES UN MÉDICO DE CABECERA
José Luis Turabián (especialista en Medicina de Familia y Comunitaria. Centro de Salud Polígono Industrial). 02/11/2007. Toledo
- Con la competencia narrativa un médico podrá ofrecer una atención empática.
- El autor nos habla de la competencia narrativa del médico como método para reconocer los deseos y motivaciones de sus pacientes, pues sólo con dicha habilidad podrá prestar una atención médica empática.
En un cuento de Conan Doyle, A la zaga de los tiempos, dos jóvenes doctores, enérgicos y muy al día en medicina, trabajaban en el mismo distrito con un viejo colega, que sin embargo seguía conservando más clientela que los jóvenes. El viejo colega les inspiraba a los jóvenes doctores la más viva simpatía; pero al mismo tiempo, en sus más íntimas conversaciones no podían dejar de comentar a favor de sus nuevas técnicas:
- Todo eso de lo biopsicosocial está muy bien para las clases más humildes, pero las clases más adineradas tienen derecho a exigir que su médico de cabecera sepa más: hacer ecografías, saberse los resultados de los últimos ensayos clínicos, los últimos fármacos comercializados... El juicio basado en pruebas cuantitativas es lo que importa, sobre todo en el médico.
- Desde luego, sólo sabiendo cómo funcionan las pequeñas partes de la maquinaria del cuerpo se puede aprender a repararlas cuando las causas externas producen enfermedad. El descubrimiento del microscopio, la clasificación taxonómica de Linneo y el descubrimiento de las bacterias, y su relación causa-efecto, lo confirmó.
Cierta mañana, durante una epidemia de gripe, los jóvenes doctores se cruzaron cuando hacían visitas, y a ambos les produjo el otro la impresión de estar pálido y fatigado. Lo cierto es que ambos se sentían mal, con cefalea y dolores musculares. Cuando llegó la noche, uno de los jóvenes doctores comprendió que tenía gripe y quiso consultar sin tardanza la opinión de un médico. Como es natural, pensó inmediatamente en su colega joven; pero sin saber por qué, la idea le repugnó. Recordó su actitud fría y crítica..., y a él le hacía falta otra cosa..., que inspirase mayor simpatía. Por eso le dijo a su ama de llaves:
- Señora..., tenga la amabilidad de llegarse hasta la casa del viejo doctor... y dígale que le agradecería que viniese a verme.
¿Qué competencias hacían de ese médico ser deseado como médico de cabecera cuando uno está enfermo? Una de ellas es la “competencia narrativa”. Y es preciso desarrollarla en los futuros médicos de cabecera, de forma que les permita penetrar en el mundo del sufrimiento de sus pacientes, ofrecer apoyo y acompañarlos en su experiencia de enfermedad. Pero, ¿qué es esta llamada “competencia narrativa”? Frente al conocimiento científico, el conocimiento narrativo se refiere a las motivaciones y comportamientos de las personas. El conocimiento narrativo es siempre particular: busca comprender hechos singulares contextualizados en su propio tiempo y espacio.
Si el conocimiento científico busca establecer verdades universales trascendiendo lo particular, el conocimiento narrativo alude a lo particular y a través de él, a verdades universales. A través de las narraciones los hombres se reconocen a sí mismos y a los demás, cuentan historias para saber quiénes son ellos y sus compañeros, los demás hombres... de dónde vienen y a dónde van.
Sólo aquellos médicos que hayan desarrollado competencia narrativa podrán reconocer los deseos y motivaciones de sus pacientes, les dejarán contar la historia de sus dolencias hasta el final, y podrán ofrecerse a sí mismos como instrumentos de curación. Sólo con competencia narrativa podrá un médico ofrecer una atención médica empática. Aspectos tan prácticos como decidir el curso de un tratamiento o decisiones de mayor dificultad como las de carácter ético sólo pueden llevarse a cabo con éxito con una buena competencia narrativa. Esos médicos de cabecera podrán reconocer las historias de sus pacientes, con sus aspectos complejos y contradictorios, mejorar la interpretación de signos físicos, comportamientos y cambios emocionales, ser conmovidos por historias de sufrimiento, hacerse más accesibles a los pacientes en sus dificultades y, como regalo, comprender mejor el sentido de su propia vida.
¿Y cómo se puede mejorar la competencia narrativa?. Al menos mediante tres métodos: escribir (por ejemplo, historias desde la perspectiva de los pacientes, acontecimientos difíciles en nuestra práctica clínica); leer (mucho más accesible para todo el mundo, permite a través de la imaginación reforzar la capacidad empática al recorrer la experiencia de otros, entrenarse en entrar en otros mundos y encontrar sentido dentro de ellos, para poder encontrar luz en medio de vidas caóticas, llenas de pérdidas y sin sentido; leer aumenta la tolerancia a la incertidumbre, aumenta nuestros recursos y nuestro valor, y nos ayuda a escuchar las historias hasta el final), y en tercer lugar, reflexionar sobre la forma en la que el dolor ha afectado a nuestra propia vida.
Fuente: Jano (2/11/2007)
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